Por Brigitte Trujillo
Mientras Australia se recuperaba de los devastadores incendios que acabaron con decenas de vidas y murieron millones de animales, el 25 de enero del 2020, las autoridades de salud del estado de Victoria identificaron el primer caso de COVID-19. Se trataba de un hombre proveniente de Wuhan, China, lugar donde inició el brote de este virus que, a la fecha, ha dejado más de 300 mil muertos en todo el mundo.
Ante este primer caso, el Ministro de Salud australiano, Greg Hunt, resaltó la calidad del sistema de salud del país para manejar la llegada de esta enfermedad. Asimismo, Victoria siguió estrictos protocolos para controlar la situación, incluyendo el aislamiento del paciente.
Mientras tanto, los habitantes de Wuhan iniciaban una cuarentena, y a la vez China lideraba los casos de COVID-19 en el mundo. Entretanto, Australia registraba un pequeño número de infectados. Sin embargo, seguía tomando las medidas necesarias para prevenir la circulación del virus, incluyendo la cuarentena obligatoria de aquellos viajeros que venieran de China. De la misma forma, enviaba un mensaje de apoyo y solidaridad a la comunidad china por los momentos difíciles que atravesaban.
Por su parte, con el fin de clasificar este virus, y que fuera fácil de pronunciar en todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) bautizó la enfermedad del coronavirus con el nombre COVID-19.
A mediados de febrero, aunque el número de casos confirmados aumentaba lentamente Australia, el Comité Principal de Protección de la Salud de Australia (AHPPC, por sus siglas en inglés), la comisión a cargo de las decisiones clave durante las emergencias de salud, reiteró que las medidas de control de los viajes provenientes de China debían continuar.
Días después de este pronunciamiento, Australia reportaba 22 casos registrados. A pesar de esta cifra, el AHPPC seguía trabajando y anunció que en caso de que se declarara una pandemia global, contaban con un plan de respuestas de emergencia. Adicional a esto, el comité confirmó que el sistema de salud australiano estaba preparado, y que científicos locales se habían unido a investigadores de otros países para desarrollar una vacuna que hoy en día sigue en proceso.
Con el paso de los días las restricciones y la cuarentena obligatoria de viajeros que vinieran de China, Irán, Corea del Sur e Italia se mantenían.
COVID-19 declarado como pandemia
Posteriormente, el 11 de marzo del 2020, luego de analizar los altos niveles de propagación de este virus, la OMS declaró el COVID-19 como pandemia, la primera causada por un coronavirus.
Al mismo tiempo, con el número de casos en crecimiento (127 en total), Australia hacía un llamado a implementar las medidas de distanciamiento social con el fin de mitigar la propagación del virus. Esto incluía que solo un máximo de 500 personas podía estar reunidas en un mismo lugar. Asimismo, las autoridades eran enfáticas en proteger a la población vulnerable, por ejemplo, los mayores de 60 años. También, todas las personas que llegaran del extranjero, sin importar el país, debían aislarse por 15 días. Adicional a esto, aplanar la curva de contagios y retrasar la transmisión del virus se convirtió en el objetivo principal de Australia.
Las nuevas decisiones además incluían mantener los colegios abiertos, considerando que su cierre no sería efectivo para prevenir la transmisión del COVID-19. De la misma forma, las universidades e instituciones de educación superior, al ser consideradas esenciales, estaban autorizadas para continuar abiertas. No obstante, era recomendable que el personal y los estudiantes trabajaran y tomaran sus clases desde casa, vía internet.
Además, eventos como el ANZAC Day, la Fórmula 1, conciertos, festivales y otras actividades que implicaran la aglomeración de más de 500 personas fueron cancelados.
También, el Gobierno le insistió repetidas veces a la comunidad que las compras de pánico no eran necesarias debido a que eran bajas las posibilidades de implementar una cuarentena obligatoria en el país. Además, aseguró que Australia contaba con los recursos suficientes para cubrir la demanda de alimentos y medicinas durante la pandemia y a pesar de que debido a las compras compulsivas hubo escases de ciertos productos y límites sobre algunos artículos, con el paso del tiempo, estas compañías han logrado mantener las provisiones y volver a ofrecer productos que antes eran muy difíciles de conseguir, como el papel higiénico.
De hecho, durante esta crisis, los estudiantes internacionales que trabajaran en supermercados y en centros de aged care fueron autorizados (de manera temporal) por el Departamento de Home Affairs para laborar horas adicionales a las que su visa les permitía.
Cierre de fronteras y de establecimientos no esenciales
Más adelante, el 20 de marzo, cuando Australia superaba 800 casos de COVID-19, y la curva subía, el Gobierno tomó una estricta decisión y anunció el cierre de sus fronteras a extranjeros, aceptando únicamente el ingreso al país de residentes permanentes, ciudadanos australianos y sus familiares inmediatos.
Luego, a finales de marzo, el primer ministro, Scott Morrison, declaró que se debían limitar las interacciones personales no esenciales. Igualmente, le pidió a la comunidad que se quedara en casa, y saliera únicamente para ir al trabajo o a estudiar (en caso de que no lo pudiera hacer de manera remota), hacer compras de alimentos o medicinas, hacer ejercicio, y/o para ir al médico.
Adicional, todos los lugares y negocios no esenciales debían cerrar temporalmente. Esto incluyó cafés, restaurantes, galerías, museos, bibliotecas, iglesias, gimnasios, pubs, cinemas, centros fitness, saunas, parques de diversiones, parques infantiles, casinos, entre otros. Aunque los cafés y restaurantes podían permanecer abiertos únicamente para despachar comidas y bebidas para llevar. Además, no era permitido recibir visitas en casa.
Al mismo tiempo, solo un máximo de 10 personas podía asistir a funerales mientras que en las bodas solo podían estar presentes la pareja, el celebrante y los testigos.
A pesar de estas restricciones, Australia nunca entró en cuarentena y la razón por la cual esto no sucedió fue porque las autoridades consideraron que, a diferencia de países como Italia, España e Irán, Australia se mantenía por delante de la curva y estaba confiado en su progreso.
Además, teniendo en cuenta que dos tercios de los casos fueron adquiridos en el extranjero, el país redobló la seguridad en las fronteras y trabajó en rastrear las personas con quienes los infectados habían tenido contacto con el fin de reducir la propagación del COVID-19.
Asimismo, en repetidas ocasiones, el Primer Ministro afirmó que Australia, al contar con uno de los mejores sistemas de atención médica en el mundo, estaba preparado para este brote. Además, el país se ha destacado por tener uno de los sistemas más rigurosos de pruebas de COVID-19 a nivel mundial, haciendo más pruebas que Estados Unidos, Francia o el Reino Unido.
A la par, los diferentes estados y territorios se dedicaron a aumentar la capacidad de las Unidades de Cuidados Intensivos (ICU, por sus siglas en inglés), así como la compra de respiradores artificiales adicionales.
Igualmente, considerando que la mayoría de los contagios provenían de aquellos que habían estado en el exterior, se determinó que a partir del 29 de marzo los viajeros debían pasar su cuarentena en hoteles cuyos gastos serían asumidos por los diferentes estados.
Sumado a esto, el Gobierno le pidió a los australianos que no viajaran al exterior.
Soporte económico
Por otro lado, teniendo en cuenta el cierre de varios negocios, y pensando en que un porcentaje considerable de la población ha perdido su trabajo durante la pandemia, el Gobierno lanzó un paquete de apoyo económico de $259 mil millones de dólares destinado a ciertos sectores y especialmente a los residentes permanentes y ciudadanos australianos.
El JobKeeper es uno de los programas que hace parte del soporte financiero el cual tiene como fin apoyar económicamente a los trabajadores de aquellos negocios que han sido impactados por el COVID-19, y además permitir que mantengan su empleo. No obstante, solo algunas empresas son elegibles para obtener este subsidio.
Al mismo tiempo, el Jobseeker es otro de los beneficios a los que varios australianos y residentes han acudido luego de haber perdido su empleo o de que sus horas de trabajo hayan sido reducidas debido al COVID-19. Este subsidio está diseñado para cubrir los gastos de subsistencia de un persona mientras se encuentra desempleada. Antes de obtenerlo, el ciudadano debe pasar por un proceso de aplicación y evaluación que puede tardar cerca de dos semanas.
Igualmente, el Gobierno permitió el acceso de hasta $10 mil dólares del superannuation (el fondo de jubilación o pensiones en Australia) para que solo personas elegibles pudieran acceder a este dinero.
Además, se tomaron medidas para que las empresas accedan a créditos en los bancos y así puedan manejar los impactos del coronavirus.
Inversión en el cuidado de la salud mental
Pensando en el impacto del COVID-19 sobre la salud mental de los australianos, principalmente en aquellos que perdieron sus trabajos y han tenido problemas económicos, el Gobierno también anunció un paquete de $48.1 millones de dólares dedicados al Plan de Salud Mental y Bienestar durante esta pandemia.
De la misma forma, recientemente, el Ministro de Salud anunció que invertirán $20 millones de dólares adicionales en investigación con el fin de mejorar la salud mental y reducir las tasas de suicidios en el país.
En total, Australia ha invertido cerca de $500 millones en proyectos en pro del cuidado de la salud mental.
COVIDSafe app
El Gobierno además lanzó una aplicación llamada COVIDSafe la cual permite que las autoridades de salud puedan contactar rápidamente a una persona que ha estado en contacto con alguien infectado con el COVID-19.
También, creó una cuenta de WhatsApp para que cualquier persona pueda enterarse de información oficial de la pandemia en Australia.
Australia, uno de los países más seguros para vivir la pandemia
A mediados de abril, mientras los casos disminuían de manera lenta, Australia fue posicionado como uno de los países más seguros para vivir la crisis del COVID-19, de acuerdo con un estudio del Deep Knowledge Group, un consorcio de organizaciones comerciales y sin fines de lucro, el cual tuvo en cuenta factores como la protección contra el COVID-19, la mortalidad, los niveles de riesgo, la capacidad hospitalaria, la seguridad y la estabilidad del país.
3 Step Plan
Tiempo después, exactamente el 8 de mayo pasado, el Gabinete Nacional se reunió para discutir los próximos pasos para aliviar las restricciones en los próximos meses.
Como resultado de esta reunión, el Gobierno anunció un plan de tres etapas que se han ido desarrollando en los últimos días en los diferentes estados, los cuales tienen la autonomía de moverse en cada uno de los pasos en diferentes tiempos, dependiendo de su situación (en términos de salud pública) y de sus condiciones a nivel local.
El objetivo es que cada fase se lleve a cabo cada tres semanas, manteniendo el distanciamiento social, las prácticas de higiene, y un plan de seguridad para controlar el COVID-19 en lugares de trabajo, instituciones educativas, y negocios.
Durante el anuncio de este plan, el Gobierno además se comprometió con monitorear de cerca el desarrollo de cada etapa y si es requerido, tomar más decisiones. Además, el AHPPC y el Gabinete Nacional aseguraron que estaban listos para un posible incremento en los casos de COVID-19 pero hicieron énfasis en que un retroceso no debería ser una opción pues confían en el éxito del plan. También, afirmaron que su objetivo para julio del 2020 es que este programa sea sostenible y seguro.
Step 1
La primera etapa del plan entró en efecto durante la segunda semana de mayo. Esta fase se enfocó en dar un paso inicial para reabrir la economía, permitiendo a las tiendas minoristas, hoteles, salones de belleza y centros comerciales (a excepción de las plazoletas de comida), cafés y restaurantes retomar sus actividades. En esta primera fase, estos negocios solo podían tener dentro de sus establecimientos un máximo de 10 clientes al tiempo. Asimismo, debían recolectar (en esta y todas las etapas del plan) los datos de cada uno de los consumidores con el fin de dejar un registro en caso de que se presente algún contagio en el sitio.
También, las universidades, y colegios podían incrementar las clases presenciales.
Este ciclo también fue el comienzo para que las personas pudieran reencontrarse con amigos y familiares en sus casas ya que tenían la posibilidad de recibir un máximo de 5 visitantes. Igualmente, los viajes locales fueron aceptados, pero con algunas restricciones basadas en las condiciones de cada estado.
Step 2
En la primera semana de junio, todos los estados (a excepción de Queensland y Tasmania) dieron inicio a la segunda etapa del plan con algunas diferencias en fechas y restricciones. En esta fase se permiten hasta 20 personas reunidas en un restaurante o cafés, aunque los estados están autorizados para aumentar esta cifra en algunas circunstancias. Por ejemplo, en New South Wales, estos establecimientos tienen la facultad de admitir hasta 50 personas.
En términos de entretenimiento, cinemas, centros de conciertos, estadios, galerías, museos y zoológicos fueron habilitados para recibir hasta 20 visitantes. Asimismo, los gimnasios, piscinas, centros de belleza y masajes abrieron sus puertas y fueron autorizados para tener un máximo de 20 personas con ciertas restricciones. Mientras tanto, las zonas para acampar también abrieron. Y para aquellos que están próximos a casarse, ahora pueden contar con la compañía de hasta 20 invitados, más el celebrante.
Step 3
Luego de este período, el tercer paso del plan incluye reabrir los negocios en su totalidad, seguir restricciones mínimas, permitir que las personas vuelvan a sus trabajos, autorizar los viajes interestatales, y habría una consideración para abrir las fronteras a estudiantes internacionales.
Adicional, como dato curioso, Western Australia entró en esta etapa en la primera semana de junio.
En esta tercera fase el número de personas en reuniones aumenta a 100; los empleados pueden retornar a su lugar trabajo; cafés, restaurantes, centros deportivos, spas, hoteles podrán tener hasta 100 clientes en sus instalaciones, y se considerará abrir zonas de bares y centros de juegos.
Australia hoy
A la fecha, Australia tiene más de 7 mil casos confirmados, más de 6 mil personas recuperadas, y un total de 103 muertes. Igualmente, ha conducido más de 1 millón 400 mil pruebas.
Actualmente, Australia continúa practicando más y más pruebas para detectar el COVID-19. Igualmente, el Gobierno continúa invitando a la comunidad a que descarguen la COVIDSafe app con el fin de que tengan la facilidad de contactar a aquellas personas que han estado expuestas al virus, y además ha reiterado que es importante que los habitantes sean responsables con las nuevas medidas, practiquen el distanciamiento social y la buena higiene, y tengan en cuenta que el COVID-19 seguirá afectando a muchas personas hasta que no llegue una vacuna.
Hoy Australia ha ido aplanando la curva de contagios de manera exitosa y orgullosamente ha confirmado que día a día el número de casos disminuyen, aun con las nuevas medidas en acción.
Hay esperanza y como dijo el director médico adjunto australiano Nick Coatsworth, “vamos ganando, pero no hemos ganado todavía. Necesitamos que cada uno siga enfocado en las cosas que necesitamos para protegernos a nosotros mismos y a otros hasta que encontremos nuestro ´new normal´”.